Un mensaje submarino
Cables transoceánicos e Internet bajo el agua (#14)
Cables
La comunicación bajo el agua no es algo reciente: el primer cable transoceánico fue el cable telegráfico transatlántico, tendido en 1858 entre Irlanda y Terranova (Canadá), cruzando el océano Atlántico. Solo funcionó durante tres semanas. Un segundo intento exitoso se logró en 1866.
El éxito de este cable consolidó las comunicaciones transoceánicas, permitiendo enviar mensajes entre Europa y América en minutos, y marcó el inicio real de la era de las telecomunicaciones globales. En Microsiervos, también cuentan la historia.
Podríamos pensar, de forma intuitiva, que al enviar un mensaje por Internet a un destinatario lejano, la comunicación se realiza a través de satélites. Sin embargo, las principales conexiones de Internet en el mundo no dependen principalmente de los satélites, sino de cables submarinos transoceánicos.
Estos cables bajo el mar constituyen la columna vertebral de la red global y transportan más del 95 % del tráfico internacional de datos. Sobre comunicación vía satélite, escribí hace un mes una nota: Un cielo conectado.
The Submarine Cable Map es un recurso gratuito de TeleGeography y actualizado regularmente.
Datos
Los datos van y vienen por los cables y por el aire, pero están almacenados en algún sitio. Cuando subimos archivos a la nube, estos acaban en centros de datos (data centers): enormes instalaciones que garantizan energía, refrigeración y conexión constante.
En el episodio 147 de La Torre del Faro, Alfonso Goizueta y Nico Oriol explican qué son, cómo funcionan y quién los construye.
El podcast analiza la creciente demanda global, la carrera por controlarlos entre tecnológicas y fondos de inversión, y el papel emergente de España en esta industria clave para el mundo digital. También abordan los retos medioambientales y estratégicos de estos centros de datos. El programa también está disponible en YouTube.
Y os recuerdo que ya está disponible la octava entrega de La ventana digital:




